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Murcia ¡¡qué hermosa eres!!

Murcia ¡¡qué hermosa eres!!
Catedral de Murcia

sábado, 24 de abril de 2010




Estamos en una sociedad de confrontación. Ya no se trata de socialistas o conservadores, de izquierda o derecha, de monárquicos o republicanos, del Madrid o del Barsa. Ya no. Ahora se trata de murcianos o manchegos, de aragoneses o murcianos, de catalanes o castellanos, de gallegos o andaluces. Dá lo mismo el color, la condición o la religión. Lo primero yo, después yo y se queda algo, para mí. Partiendo de la base de la hipocresía de la clase política cuando dice lo que quiere en donde le conviene, unos y otros se enzarzan en una guerra política que no me preocuparía lo más mínimo que acabaran matándose, si no es porque afecta al conjunto de los españoles, propiciando la confrontación entre nosotros, creando barreras interregionales, diferenciando a las comunidades y propiciando aún más aquello de las dos Españas: la verde y la seca, la monárquica y la republicana, los ricos y los pobres.
En el caso que a nosotros nos afecta, el agua, socialistas y populares se empeñan en trasladar sus disputas políticas a asuntos que, en realidad, nada tienen que decir porque ya está todo dicho: el agua es un bien común y nos pertenece a todos los españoles y ninguna comunidad autónoma es quién para decidir si tienen más derecho que otros para su aprovechamiento. Eso es cosa del Estado, tampoco de los políticos, que están para legislar, pero no para cambiar nuestros derechos. Es como si aquí en Murcia, aprobáramos un Estatuto en el que prohibieramos el uso y disfrute de nuestras costas a los manchegos. Sería una aberración, primero, por inconstitucional, después por insolente, descabellado, insensato y absurdo: las costas son del Estado y por extensión de todos los españoles. Y las montañas, los lagos, los cabos, las bahías... y los ríos. En esa disputa que tienen los dos principales partidos en conseguir votos al precio que sea, han descubierto un nuevo campo para abonar: el agua de los ríos. En su disputa, convencen a determinados sectores que se posicionan según sus intereses y lo peor de todo es que entre unos y otros -digamos que entre políticos y "esos" sectores- convencen engañando al ciudadano de a pié de sus razones para reivindicar lo irreivindicable, falseando la realidad, manipulando datos... haciendo lo imposible por conseguir sus objetivos: el puñetero voto.

Saura se retrata


Es increíble lo de éste tío. El cinismo, la hipocresía, la demagogia, la falta de respeto, la falsedad que éste tipejo está haciendo gala es... bochornosa. Dice, como quien pela una oliva ciezana, que "gracias al PSOE se ha retirado el Estatuto de Castilla-La Mancha." Es decir, con ello nos pretende -a los murcianos, digo- hacer creer que gracias al PSOE tenemos agua del trasvase Tajo-Segura. Ni siquiera los socialistas murcianos o valencianos en el Congreso votaron en contra. En cambio, sí todos los diputados del PP, tanto murcianos como manchegos como gallegos o aragoneses. Eso demuestra fundamentalmente dos cosas:

La primera, el peso político de Valcárcel en el PP nacional, logrando que todos los de su partido se posicionaran en contra del Estatuto, no, en contra de la reserva hídrica, votando en consecuecia contra el Estatuto.

La segunda, lo maletero, soplagaitas y lo insignificante que es Saura a nivel nacional, la poca entidad política y la poca vergüenza que tiene.



Mire usted, señor Saura, secretario general de los socialistas murcianos, hágase un favor, háganos un favor a los murcianos de bien: si le queda un atisbo de vergüenza -que lo dudo- márchese.

Usted ha llevado al PSOE en Murcia a los resultados electorales más ridículos de toda la historia democrática. Cualquier otro hubiese dimitido hace años, cuando el primer varapalo electoral, o como mucho tras los resultados cosechados en las últimas elecciones. Pero no, sigue empecinado en llevar la maleta de Zapatero, de limpiarle los mocos a Chávez, de tragarse los escupitajos de Blanco o de comerse los pedos de de la Vega en pos de su brillante futuro político... lejos de nuestra región.

Dimita de una puñetera vez y márchese. Lo mismo Zapatero le recompensa con una vicepresidencia, que ya sabemos todos lo dado que es a cargar de gastos las arcas públicas.

Pero lo más probable es que, como premio a sus desvelos, le dé un plátano.

Le doy un consejo, señor Saura. Si tiene hambre y piensa en comerselo, antes debe pelarlo, que por mucho que se lo diga Zapatero, el plátano no se come con la cáscara.